El miedo de todos los padres

Renuncio a lo establecido
a lo predicho, a lo que se supone.
Renuncio a lo correcto
a lo que se debe, a lo que se espera.
Renuncio al no sentir, a esperar la jubilación.
Renuncio a comprar una vida
y pagarla por el resto de mis días.
Renuncio a las vacaciones con goce de sueldo
a la oficina, y a los breaks entre turnos
Renuncio al bendito progreso,
que ilumina los rostros de grandes y chicos con sus
fuegos faustos de falsa grandeza.
Renuncio a la mentira de creer
que la felicidad se acuña en lo material,
a los plazos fijos y a las cuotas sin interés.
Renuncio y me despojo, de ese disfraz de hombre bien.
Renuncio al no saber que hacer y adhiero al calor del sol.
Renuncio al futuro y a la seguridad,
ya que son los padres de todas las trampas.
Renuncio a no ser responsable y a no escuchar mi corazón,
al dejarme para después y al conocido «algún día»
Renuncio a ser un rebelde, renuncio al auto nuevo.
Renuncio y adhiero al Dharma,
renuncio a la no reflexión, a la no contemplación.
y al miedo de todos los padres todos.